Me ha parecido fascinante y a la vez durísima esta novela de Saira Shah editada en Salamandra.

Una pareja (formada por una chef y un compositor) espera con ansia la llegada de su primer hijo. La felicidad se ve truncada cuando descubren que la niña sufre una grave discapacidad que le va a impedir llevar una vida relativamente normal.

El matrimonio decide cambiar su residencia de Londres a Francia. Vivirán en un pequeño pueblo en el que emprenderán la difícil tarea de reconstruir una vieja vivienda que se halla prácticamente en ruinas. La casa, además, sufre una terrible invasión de ratones (hecho que, con gran acierto, da título al texto). Pronto se relacionarán con variados e interesantes vecinos y contarán  con la ayuda de dos entrañables personajes: una problemática joven adolescente huérfana (con la que entablarán una interesante relación) y un encantador joven que les reparará gran parte de la casa. La llegada de la madre de la protagonista complicará, en cierto modo, la difícil convivencia de la pareja atrapada por el grave problema vital del cuidado de esa hija con una discapacidad.

El matrimonio tendrá que aprender a vivir con extraordinarias dificultades. Sorprendentemente afloran sentimientos y reacciones muy extremas que van por los cauces más insospechados...

Como he indicado al comienzo, me ha resultado muy dolorosa su lectura pero me ha atrapado por completo. Porque, además, me ha parecido que, en el fondo, los protagonistas apuestan por la felicidad que a veces resulta muy fugaz y huidiza.